En todo caso, el esposo debe amar a su esposa como si se tratara de sí mismo, y la esposa debe respetar a su esposo.
Las esposas deben sujetarse a sus esposos, así como lo hacen con Cristo.
Los esposos deben amar a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y dio su vida por ella.
Esa es una verdad muy grande, y yo la uso para hablar de Cristo y de la iglesia.
Y ustedes, los esposos, deben amar a sus esposas y no maltratarlas.
Cuando éramos niños, nuestros padres aquí en la tierra nos corregían, y nosotros los respetábamos. Con mayor razón debemos obedecer a Dios, que es nuestro Padre que está en el cielo, pues así tendremos vida eterna.