Sin embargo, el Señor le dijo:
--Ve, porque yo he elegido a ese hombre para que me sirva. Él hablará de mí ante extranjeros y reyes, y ante el pueblo de Israel.
Dios en su bondad me nombró apóstol, y por eso les pido que no se crean mejores de lo que realmente son. Más bien, véanse ustedes mismos según la capacidad que Dios les ha dado como seguidores de Cristo.
y porque me eligió para servir a Jesucristo y ayudar a los que no son judíos. Debo ser para ellos como un sacerdote que les anuncie la buena noticia de Dios y los lleve a su presencia como una ofrenda agradable, dedicada sólo para él por medio del Espíritu Santo.
Sin embargo, Dios fue bueno conmigo, y por eso soy apóstol. No desprecié el poder especial que me dio, y trabajé más que los otros apóstoles; aunque en realidad todo lo hice gracias a ese poder especial de Dios.
Después de todo, Apolo y yo sólo somos servidores de Dios para ayudarlos a creer en Jesucristo. Cada uno de nosotros hizo lo que el Señor nos mandó hacer:
Ahora Dios nos ha preparado para que anunciemos a todos nuestro nuevo compromiso con él. Este nuevo compromiso no se apoya en la ley, sino en el Espíritu de Dios. Porque la ley condena al pecador a muerte, pero el Espíritu de Dios da vida.
Aunque soy la persona más insignificante en el pueblo de Dios, él me dio el privilegio de anunciar a los que no son judíos la buena noticia de las bendiciones de Cristo, las cuales nadie puede contar.
Cristo es quien va uniendo a cada miembro de la iglesia, según sus funciones, y hace que cada uno trabaje en armonía, para que la iglesia vaya creciendo y cobrando más fuerza por causa del amor. Una nueva vida
Además, siempre damos gracias a Dios porque al llevarles su mensaje, ustedes lo aceptaron como de parte de Dios y no de un ser humano. Y es verdad, ese mensaje es de Dios y hace que los que confían en él cambien su manera de vivir.