No se olviden de orar. Y siempre que oren a Dios, háganlo dirigidos por el Espíritu Santo. Manténganse en estado de alerta, y no se den por vencidos. Oren siempre, pidiendo por todos los que forman parte del pueblo de Dios.
Desde el momento en que supimos de todo eso, no hemos dejado de orar por ustedes. Y siempre le pedimos a Dios que puedan conocer su voluntad y que tengan toda la sabiduría y la inteligencia que da el Espíritu Santo.
Siempre damos gracias a Dios nuestro Padre, y en nuestras oraciones pedimos que Dios los ayude. Sabemos bien que todo lo que ustedes hacen demuestra su confianza en Dios y su amor por él. Y aun cuando sufren, se mantienen firmes, esperando la salvación que nuestro Señor Jesucristo les dará.
Mis familiares y yo hemos servido a Dios, y nadie puede acusarnos de nada malo. Siempre que oro, ya sea de día o de noche, te recuerdo y doy gracias a Dios por ti.