Jesús estaba enseñando en el templo y dijo con voz fuerte:
'En realidad, ustedes no saben quién soy yo, ni de dónde vengo. Yo no he venido por mi propia cuenta. He sido enviado por alguien en quien se puede confiar, y a quien ustedes no conocen.
Al ver eso, Pedro les dijo:
'Amigos israelitas, ¿qué les sorprende? ¿Por qué nos miran así? ¿Acaso creen que nosotros sanamos a este hombre con nuestro propio poder?
'Sin embargo, en Sardes hay algunas personas que no han hecho lo malo. Por eso, estarán conmigo vistiendo ropa blanca, símbolo de victoria y santidad, pues se lo merecen.
Había también otros veinticuatro tronos, los cuales formaban un círculo, y en ellos estaban sentados veinticuatro ancianos. Esos ancianos estaban vestidos con ropas blancas, y tenían una corona de oro en la cabeza.
Luego oí el murmullo de muchos ángeles. Eran millones y millones de ángeles que rodeaban al trono, a los cuatro seres vivientes y a los veinticuatro ancianos.
Pero uno de los ancianos me dijo:
'No llores más, pues el heredero del trono de David, a quien se le llama el León de Judá, ha salido vencedor. Por eso sólo él tiene la autoridad de romper los siete sellos y abrir el rollo'.
Después de esto vi a mucha gente de todos los países, y de todas las razas, idiomas y pueblos. ¡Eran tantos que nadie podía contarlos! Estaban de pie, delante del trono y del Cordero, vestidos con ropas blancas. En sus manos llevaban ramas de palma,