Tenía por fuera una muralla alta y grande que la rodeaba. En la muralla había doce portones; en cada portón había un ángel, y en cada portón estaba escrito el nombre de una de las doce tribus de Israel.
La ciudad era cuadrada; sus cuatro lados medían lo mismo. El ángel midió la ciudad con la regla de oro, y medía dos mil doscientos kilómetros; y medía lo mismo de ancho, de largo y de alto.
Y los doce portones eran doce perlas; cada portón estaba hecho de una sola perla. La calle principal de la ciudad estaba cubierta de un oro tan puro que brillaba como el vidrio transparente.