Cuando el Señor Jesús venga desde el cielo, entre llamas de fuego y acompañado de sus poderosos ángeles, Dios les dará alivio a todos ustedes, como lo ha hecho con nosotros.
Enoc, que fue el séptimo hombre después de Adán, habló de esta gente desde hace mucho tiempo, y dijo: 'Miren, Dios viene acompañado de miles y miles de sus ángeles.
Entonces miré, y vi al Cordero de pie en el monte Sión. Junto a él estaban ciento cuarenta y cuatro mil seguidores suyos que tenían escritos en la frente los nombres del Cordero y del Padre.
Las uvas fueron exprimidas fuera de la ciudad, y del recipiente salió tanta sangre que subió hasta un metro y medio de altura, en una extensión de trescientos kilómetros.
Después, el monstruo y los diez reyes pelearán contra el Cordero, pero él y sus seguidores los vencerán. El Cordero vencerá porque es el más grande de todos los señores y el más poderoso de todos los reyes. Con él estarán sus seguidores. Dios los ha llamado y elegido porque siempre lo obedecen'.
Entonces vi el cielo abierto, y allí estaba un caballo blanco. El que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, porque él era justo cuando gobernaba o cuando iba a la guerra.
'Sin embargo, en Sardes hay algunas personas que no han hecho lo malo. Por eso, estarán conmigo vistiendo ropa blanca, símbolo de victoria y santidad, pues se lo merecen.
Había también otros veinticuatro tronos, los cuales formaban un círculo, y en ellos estaban sentados veinticuatro ancianos. Esos ancianos estaban vestidos con ropas blancas, y tenían una corona de oro en la cabeza.
Después de esto vi a mucha gente de todos los países, y de todas las razas, idiomas y pueblos. ¡Eran tantos que nadie podía contarlos! Estaban de pie, delante del trono y del Cordero, vestidos con ropas blancas. En sus manos llevaban ramas de palma,