Seguían el mal ejemplo de la gente de este mundo. Obedecían al poderoso espíritu en los aires que gobierna sobre los malos espíritus y domina a las personas que desobedecen a Dios.
Porque no luchamos contra gente como nosotros, sino contra espíritus malvados que actúan en el cielo. Ellos imponen su autoridad y su poder en el mundo actual.
El séptimo ángel tocó su trompeta, y en el cielo se oyeron fuertes voces que decían:
'Nuestro Dios y su Mesías
ya gobiernan sobre todo el mundo;
y reinarán para siempre'.
Entonces se abrieron las puertas del templo de Dios que está en el cielo, y dentro del templo podía verse el cofre de su pacto. Y hubo relámpagos, un resonar de truenos, un fuerte temblor de tierra y una gran lluvia de granizo.
Y otro ángel salió del templo, y gritó fuertemente al que estaba sentado en la nube: '¡Empieza a cortar con tu hoz, y recoge la cosecha! La cosecha de la tierra ya está madura, y ha llegado la hora de recogerla'.
Entonces oí una fuerte voz que salía del templo, y que les decía a los siete ángeles: 'Vayan y vacíen las siete copas que representan el enojo de Dios'.
Después me dijo:
'¡Ya todo está hecho! Yo soy el principio y el fin. Al que tenga sed, le daré a beber del agua de la fuente que da vida eterna, a cambio de nada.