Porque yo, el Hijo del hombre, vendré pronto con el poder de Dios y con mis ángeles, para darles su premio a los que hicieron el bien y para castigar a los que hicieron el mal.
Por eso, hermanos míos, ya que Dios es tan bueno con ustedes, les ruego que dediquen toda su vida a servirle y a hacer todo lo que a él le agrada. Así es como se debe adorarlo.
Cuando llegue el momento preciso, completará su plan y reunirá todas las cosas del cielo y de la tierra, al frente de las cuales pondrá como jefe a Cristo.
Teníamos deseos de verlos, pues cuando nuestro Señor Jesús regrese y nos pida cuentas, nos sentiremos orgullosos, felices y seguros de nuestro trabajo por ustedes.
También le pedimos al Señor Jesús que les dé fuerzas para confiar plenamente en Dios, y les de también un corazón puro y sin pecado. Así, cuando él venga con todo su pueblo especial, nadie podrá acusarlos de nada delante de Dios. Amén.
Queridos hermanos en Cristo, nosotros les hemos enseñado a vivir como a Dios le agrada, y en verdad lo están haciendo. Ahora les rogamos y los animamos de parte del Señor Jesús a que se esfuercen cada vez más por vivir así.
Hermanos míos, en todo momento tenemos que dar gracias a Dios por ustedes. Y así debe ser, pues ustedes confían cada vez más en Dios y se aman más y más los unos a los otros.
Cuando Jesucristo venga como Rey, juzgará a todos, tanto a los que estén vivos como a los que estén muertos. Por eso pongo a Dios y a Jesucristo como testigos de lo que te ordeno.