Yo les ruego que le muestren nuevamente que lo aman.
Ahora deben perdonarlo y ayudarlo a sentirse bien, para que no vaya a enfermarse de tanta tristeza y remordimiento.
La carta que les escribí era para saber si realmente están dispuestos a obedecerme en todo.
Hermanos, Dios los llamó a ustedes a ser libres. Pero no usen esa libertad como pretexto para hacer lo malo. Al contrario, ayúdense unos a otros por amor.
Siempre que nos sea posible, hagamos el bien a todos, pero especialmente a los seguidores de Cristo. Advertencia y saludo final