Biblia Todo Logo
Referencias Cruzadas

- Anuncios -




2 Corintios 11:23

Biblia Lenguaje Sencillo (Nuevo Testamento)

¿Son servidores de Cristo? Yo lo soy más todavía, aunque sea una locura decirlo. Yo he trabajado más que ellos, he estado preso más veces, me han azotado con látigos más que a ellos, y he estado más veces que ellos en peligro de muerte.

Ver Capítulo Copiar

43 Referencias Cruzadas  

Pero llegaron unos judíos de Iconio y Antioquía, y convencieron a la gente para que se pusiera en contra de Pablo. Entonces la gente lo apedreó y, pensando que estaba muerto, lo arrastró fuera del pueblo.

A donde quiera que voy, el Espíritu Santo me dice que en Jerusalén van a meterme a la cárcel, y que van a maltratarme mucho.

Se acercó a nosotros y, tomando el cinturón de Pablo, se ató las manos y los pies. Luego dijo: 'El Espíritu Santo dice que así atarán los judíos en Jerusalén al dueño de este cinturón, para entregarlo a las autoridades de Roma'.

Como Agripa y Berenice se quedaron allí varios días, Festo le contó al rey Agripa lo que pasaba con Pablo: --Tenemos aquí a un hombre que Félix dejó preso.

Cuando por fin decidieron mandarnos a Italia, Pablo y los demás prisioneros fueron entregados a un capitán romano llamado Julio, que estaba a cargo de un grupo especial de soldados al servicio del emperador.

Al llegar a la ciudad, las autoridades permitieron que Pablo viviera aparte y no en la cárcel. Sólo dejaron a un soldado para que lo vigilara. Pablo en Roma

Pablo se quedó dos años en la casa que había alquilado, y allí recibía a todas las personas que querían visitarlo.

Yo le voy a mostrar lo mucho que va a sufrir por mí.

Como dice la Biblia: 'Por ti nos enfrentamos a la muerte todo el día. Somos como las ovejas que se llevan al matadero'.

Sin embargo, Dios fue bueno conmigo, y por eso soy apóstol. No desprecié el poder especial que me dio, y trabajé más que los otros apóstoles; aunque en realidad todo lo hice gracias a ese poder especial de Dios.

Después de todo, Apolo y yo sólo somos servidores de Dios para ayudarlos a creer en Jesucristo. Cada uno de nosotros hizo lo que el Señor nos mandó hacer:

Ustedes deben considerarnos como simples servidores de Cristo, encargados de enseñar los planes que Dios tenía en secreto.

Ahora mismo tenemos hambre y sed, andamos casi desnudos, la gente nos maltrata, y no tenemos ni dónde vivir.

Pero me parece que a nosotros, los apóstoles, Dios nos ha dejado en el último lugar. Parecemos prisioneros condenados a muerte. Somos la diversión del mundo entero, ¡y hasta de los ángeles!

Ustedes sólo aceptan lo que pueden ver. A los que están seguros de que son de Cristo, quiero decirles que yo también lo soy.

Pero yo no soy menos importante que los que vinieron después, y que se creen unos superapóstoles.

Ahora Dios nos ha preparado para que anunciemos a todos nuestro nuevo compromiso con él. Este nuevo compromiso no se apoya en la ley, sino en el Espíritu de Dios. Porque la ley condena al pecador a muerte, pero el Espíritu de Dios da vida.

Aunque nos conocen muy bien, nos tratan como a desconocidos. Siempre estamos en peligro de muerte, pero todavía estamos vivos. Nos castigan, pero no nos matan.

De ahora en adelante que nadie me cause problemas, porque tengo en mi cuerpo las cicatrices que demuestran que he sufrido por pertenecer a Cristo.

Yo, Pablo, estoy preso porque sirvo a Jesucristo y trabajo por el bien de ustedes, que no son judíos.

Yo, que estoy preso por servir al Señor, les ruego que vivan como deben vivir quienes, como ustedes, han sido llamados a formar parte del pueblo de Dios.

El Señor me envió a anunciar ese plan, y por eso estoy preso. Pídanle a Dios que me dé el valor de anunciar sin ningún temor la buena noticia. Saludos finales

Todos los guardias del palacio, y el resto de la gente, saben que estoy preso por servir a Cristo.

Ustedes confían en Dios y le sirven, y eso es como si le presentaran una ofrenda. Tal vez a mí me maten, y entonces mi muerte será parte de esa ofrenda a Dios. Si esto llega a suceder, seré muy feliz, y quiero compartir esa alegría con ustedes.

Ahora me alegro de sufrir por ustedes, pues así voy completando en mi propio cuerpo los sufrimientos del cuerpo de Cristo, que es la iglesia.

Para esto trabajo y lucho con la fuerza y el poder que Cristo me da.

y enviarles a Timoteo, nuestro querido amigo. Él colabora con nosotros y sirve a Dios anunciando la buena noticia de Cristo. Lo enviamos para que los animara y ayudara a confiar fuertemente en Jesucristo;

Si enseñas la verdad a los miembros de la iglesia, serás un buen servidor de Jesucristo. Estudiar y obedecer las enseñanzas cristianas, como tú lo haces, es lo mismo que alimentarse bien.

Le pido a Dios que sea bueno con la familia de Onesíforo y la ayude. Él me animó muchas veces, y no se avergonzó de que yo estuviera en la cárcel.

Por lo tanto, no te avergüences de hablar bien de nuestro Señor Jesús. Tampoco te avergüences de mí, que estoy preso por servir a Jesucristo. Al contrario, tienes que estar dispuesto a sufrir por anunciar la buena noticia. ¡Ya Dios te dará las fuerzas necesarias para soportar el sufrimiento!

Por anunciar esa buena noticia sufro mucho y estoy en la cárcel; me tienen encadenado, como si fuera yo un criminal. Pero el mensaje de Dios no está encadenado.

Sabes cómo me han maltratado y cómo he sufrido en las ciudades de Antioquía, Iconio y Listra. Pero el Señor Jesucristo me libró de todo eso.

prefiero pedirte que me hagas el siguiente favor:

También tuvieron compasión de los que estaban en la cárcel, y con mucha alegría ustedes dejaron que las autoridades les quitaran sus pertenencias, porque sabían que en el cielo tienen algo mucho mejor y más duradero.




Síguenos en:

Anuncios


Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos