Por eso, no culpen a nadie antes de que Jesucristo vuelva. Cuando él venga, mostrará todo lo que está oculto y lo que piensa cada uno. Entonces Dios le dará a cada uno el premio que se merezca.
Aunque yo exagere un poco en mi autoridad, no me da vergüenza. El Señor Jesucristo me dio autoridad sobre ustedes, para ayudarlos a confiar más en él y no para destruirlos.