Pero debe ser alguien a quien no se le pueda acusar de nada malo. Debe tener una sola esposa, controlar todos sus deseos y pensar dos veces lo que va a hacer. Debe comportarse correctamente, recibir con gusto a los viajeros en su hogar y saber enseñar.
No pongas en esa lista a las viudas de menos edad, porque más tarde quieren volver a casarse y se oponen a Cristo, dejando de cumplir su promesa de no casarse para trabajar en la iglesia. ¡Y Dios tendrá que castigarlas!
Por eso quiero que las viudas jóvenes se vuelvan a casar, y tengan hijos y se ocupen de cuidar a su familia. Así, los que no creen en Jesucristo no podrán criticarnos.
Si alguna mujer cree en Jesucristo y en su familia hay alguna viuda, debe ayudarla. De este modo la iglesia tendrá una responsabilidad menos y podrá ayudar a las viudas que realmente lo necesiten.