¡Ay, gálatas, qué tontos son ustedes! ¡Hasta parece que estuvieran embrujados! Yo mismo les di una explicación clara de cómo murió Jesucristo en la cruz.
Antes yo ofendía a Jesucristo, lo perseguía y lo insultaba. Aun así, él confió en mí. Y es que Dios fue bueno conmigo y me perdonó, pues yo todavía no creía en Cristo ni sabía lo que estaba haciendo.
Di siempre lo bueno, y así nadie podrá criticarte. Si haces lo que te digo, los que están en contra nuestra sentirán vergüenza y no podrán hablar mal de nosotros.
Antes, nosotros mismos éramos ignorantes y desobedientes, y andábamos perdidos. Hacíamos todo lo malo que se nos ocurría para divertirnos. Fuimos esclavos de esos malos deseos. Éramos malvados y envidiosos. Todo el mundo nos odiaba, y nosotros también odiábamos a los demás.
Pórtense bien cuando estén con gente que no cree en Dios. Así, aunque ahora hablen mal de ustedes, como si fueran unos malvados, esa gente verá el bien que ustedes hacen y alabarán a Dios el día en que él les pida cuentas a todos. El respeto a las autoridades
Pero háganlo con amabilidad y respeto. Pórtense bien, como buenos seguidores de Cristo, para que no se sientan culpables de nada. Así, los que hablan mal de la buena conducta de ustedes sentirán vergüenza de lo que dicen.
Estos hombres no entienden nada, lo hacen todo por capricho, discuten acerca de lo que no entienden, y como los animales, nacen para que los atrapen y los maten.
Sin embargo, esta gente insulta hasta lo que no conoce. Se comportan como los animales, que conocen las cosas pero no las entienden, y por eso terminan destruyéndose a sí mismos.