'¡Tengan cuidado! No pasen el tiempo pensando en banquetes y borracheras, ni en las muchas cosas que esta vida les ofrece. Porque el fin del mundo podría sorprenderlos en el momento menos esperado.
Pero entonces, ¿qué gano yo con eso? Nada menos que la satisfacción de poder anunciar la buena noticia sin recibir nada a cambio. Es decir, anunciarlo sin hacer valer mi derecho de vivir de mi trabajo como apóstol. ¡Esforcémonos!
¿Cómo pueden hablar así, si ni siquiera saben lo que les va a suceder mañana? Su vida es como la niebla: aparece por un poco de tiempo, y luego desaparece.
Pero lo malo de este mundo y de todo lo que ofrece, está por acabarse. En cambio, el que hace lo que Dios manda vive para siempre. El Enemigo de Cristo