Dios le prometió a Abraham que a él y a sus descendientes les daría el mundo. Se lo prometió, no porque Abraham hubiera obedecido la ley sino porque confió en Dios; esto hizo que Dios lo aceptara.
Hablé de Apolo, y de mí mismo, para que aprendan de nuestro ejemplo lo que significa el dicho: 'No hay que hacer ni decir más de lo que dice la Biblia'. Así que no anden presumiendo de que un servidor de Dios es mejor que otro.
Todo esto es por el bien de ustedes. Porque mientras más sean los que reciban el amor y la bondad de Dios, muchos más serán los que le den las gracias y reconozcan su grandeza.
Y nosotros no nos anunciamos a nosotros mismos. Al contrario, anunciamos que Jesucristo es nuestro Señor, y que nosotros somos servidores de ustedes porque somos seguidores de Jesucristo.
Parece que estamos tristes, pero en realidad estamos contentos. Parece que somos pobres, pero a muchos los hacemos ricos. Parece que no tenemos nada, pero lo tenemos todo.