Si alguien no ama al Señor Jesucristo, que la maldición de Dios caiga sobre él. Yo, por mi parte, oro al Señor Jesucristo y le digo: '¡Ven, Señor nuestro!'
'El que me obedece y hace lo que yo mando, demuestra que me ama de verdad. Al que me ame así, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y le mostraré cómo soy en realidad.
Jesús les respondió:
--Si en verdad Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque yo vengo del cielo, donde está Dios. Yo no vine por mi propia cuenta, sino que Dios me envió.
Sufro por los judíos, que son mi pueblo, y quisiera ayudarlos. Yo estaría dispuesto a caer bajo la maldición de Dios, y a quedar separado de Cristo, si eso los ayudara a estar cerca de Dios.
Por eso quiero que entiendan que ninguna persona guiada por el Espíritu Santo puede maldecir a Jesús. Y sólo los que hablan guiados por el Espíritu Santo reconocen que Jesús es el Señor.
Gracias a lo que Cristo hizo, ya no importa si estamos circuncidados o no. Lo que sí importa es que confiamos en Cristo, y que esa confianza nos hace amar a los demás.
Dios es justo, y nunca olvidará lo que ustedes han hecho y siguen haciendo para ayudar a su pueblo elegido. De esa manera, ustedes también demuestran que aman a Dios.
Ustedes creen en Dios, y por eso consideran que esa piedra es muy valiosa. Pero los que no creen hacen lo que dice la Biblia:
'La piedra que despreciaron los constructores
es ahora la más importante de todas'.