Si todo el cuerpo fuera ojo, no podríamos oír. Y si todo el cuerpo fuera oído, no podríamos oler.
Y si la oreja dijera: 'Como yo no soy ojo, no soy del cuerpo', de todos modos seguiría siendo parte del cuerpo.
Pero Dios puso cada parte del cuerpo en donde quiso ponerla.
El ojo no puede decirle a la mano: 'No te necesito'. Tampoco la cabeza puede decirle a los pies: 'No los necesito'.
No todos son apóstoles, profetas o maestros. Tampoco todos pueden hacer milagros