En el templo estaba también una mujer muy anciana, que era profetisa. Se llamaba Ana, era hija de Penuel y pertenecía a la tribu de Aser. Cuando Ana era joven, estuvo casada durante siete años,
'En los últimos tiempos,
les daré de mi Espíritu
a hombres y mujeres.
Y muchachos y muchachas
hablarán en el nombre de Dios.
Los niños tendrán visiones
y los ancianos tendrán sueños.