Si Dios lo hubiera aceptado por todo lo que hizo, entonces podría sentirse orgulloso ante nosotros. Pero ante Dios no podía sentirse orgulloso de nada.
Hablé de Apolo, y de mí mismo, para que aprendan de nuestro ejemplo lo que significa el dicho: 'No hay que hacer ni decir más de lo que dice la Biblia'. Así que no anden presumiendo de que un servidor de Dios es mejor que otro.
Los verdaderos circuncidados somos nosotros, los que guiados por el Espíritu adoramos a Dios y estamos orgullosos de pertenecer a Jesucristo. Nosotros no creemos que podamos hacer nada para salvarnos. Si la salvación dependiera de la circuncisión, yo podría sentirme más orgulloso que cualquiera: