Di a la sabiduría: Tú eres mi hermana; y a la inteligencia llama parienta,
A la huesa tengo dicho: Mi padre eres tú; a los gusanos: Mi madre y mi hermano.
Lígalos a tus dedos; escríbelos en la tabla de tu corazón.
para que te guarden de la mujer ajena, y de la extraña que ablanda sus palabras.
¡Oh quién te me diese como hermano que mamó los pechos de mi madre; de modo que te halle yo fuera, y te bese, y no me menosprecien!