No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón.
El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado; y tu ley está en medio de mis entrañas.
Hijo mío, si tomares mis palabras, y mis mandamientos guardares dentro de ti,
porque es cosa deleitable, si las guardares en tus entrañas; y que juntamente sean ordenadas en tus labios.
Hijo mío, no te olvides de mi ley; y tu corazón guarde mis mandamientos;
Hijo mío, no se aparten de tus ojos; guarda la sabiduría y el consejo;
Misericordia y verdad no te desamparen; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón;
átala siempre en tu corazón, enlázala a tu cuello.
Lígalos a tus dedos; escríbelos en la tabla de tu corazón.
Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; y las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.