Pesada es la piedra, y la arena pesa; mas la ira del loco es más pesada que ambas cosas.
Maldito su furor, que es fuerte; y su ira, que es dura; yo los apartaré en Jacob, y los esparciré en Israel.
Es cierto que al loco la ira lo mata, y al codicioso consume la envidia.
El loco al momento da a conocer su ira; mas el que cubre la injuria es cuerdo.
Mejor es que se encuentre un hombre con una osa a la cual han robado sus cachorros, que con un loco en su locura.
Alábete el extraño, y no tu boca; el ajeno, y no tus labios.
Cruel es la ira, e impetuoso el furor; mas ¿quién parará delante de la envidia?
Entonces Nabucodonosor fue lleno de ira, y se demudó la figura de su rostro sobre Sadrac, Mesac, y Abed-nego; habló, y mandó que el horno se encendiese siete veces más de lo que cada vez solía.
Y viendo el asna al ángel del SEÑOR, se echó debajo de Balaam; y Balaam se enojó, y azotó al asna con el palo.
No como Caín, que era del maligno, y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su Hermano eran justas.