La mano negligente hace pobre; mas la mano de los diligentes enriquece.
Y en aquel día sucedió que vinieron los criados de Isaac, y le dieron nuevas acerca del pozo que habían abierto, y le dijeron: Agua hemos hallado.
El que recoge en el verano es hijo entendido; el que duerme en el tiempo de la siega es hijo que avergüenza.
Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, mas vienen a pobreza.
La mano de los diligentes se enseñoreará; mas la negligencia será tributaria.
El engañoso ni aun asará su caza; mas el haber del hombre diligente es precioso.
El alma del perezoso desea, y nada alcanza; mas el alma de los diligentes será engordada.
También el que es negligente en su obra es hermano del gran desolador.
La pereza hace caer en sueño; y el alma negligente hambreará.
El perezoso esconde su mano en el seno; aun a su boca no la llevará.
No ames el sueño, para que no te empobrezcas; abre tus ojos, y te saciarás de pan.
El perezoso no ara a causa del invierno; pedirá, pues, en la siega, y no hallará .
Los pensamientos del solícito ciertamente van a abundancia; mas los de todo presuroso, indefectiblemente a pobreza.
Por la pereza se cae la techumbre, y por flojedad de las manos se llueve la casa.
Trabajad no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del hombre os dará; porque a éste señaló el Padre, que es Dios.
Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es vano.