Estuve mirando hasta que fueron puestas sillas; y un Anciano de gran edad se sentó, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su silla llama de fuego, sus ruedas fuego ardiente.
Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, vestido de una nube, y el arco del cielo estaba en su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.