Y dejándolos se fue de nuevo, y oró tercera vez, diciendo las mismas palabras.
Y vino, y los halló otra vez durmiendo; porque los ojos de ellos estaban agravados.
Entonces vino a sus discípulos y les dice: Dormid ya, y descansad; he aquí ha llegado la hora, y el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores.
Y orando, no seáis prolijos, como los mundanos que piensan que por su palabrería serán oídos.
Y les dijo también una parábola sobre que es necesario orar siempre, y no desmayar,
Por lo cual tres veces he rogado al Señor, que se quite de mí.