Pero ellos volvieron a dar voces, diciendo: Cuélguenle, cuélguenle.
Y ellos volvieron a dar voces: Cuélguenlo de un madero.
Y les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús.
Y él les dijo la tercera vez: ¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho éste? Ninguna culpa de muerte he hallado en él; le castigaré, pues, y le soltaré.
Mas ellos instaban a grandes voces, pidiendo que fuese colgado de un madero. Y las voces de ellos y de los príncipes de los sacerdotes crecían.
Pero ellos dieron voces: Quita, quita, cuélguenle de un madero. Les dice Pilato: ¿A vuestro Rey he de colgar de un madero? Respondieron los sumo sacerdotes: No tenemos rey sino a César.
Y sin hallar en él causa de muerte, pidieron a Pilato que le matase.