Y cuando estas cosas comenzaren a hacerse, mirad, y levantad vuestras cabezas, porque vuestra redención está cerca.
Y he aquí una mujer que tenía espíritu de enfermedad hacía dieciocho años, y andaba agobiada, que en ninguna manera se podía enderezar.
¿Y Dios no defenderá a sus escogidos, que claman a él día y noche, aunque sea longánimo acerca de ellos?
Y les dijo también una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles.
Porque la esperanza solícita de las criaturas espera la manifestación de los hijos de Dios.
Y no sólo ellas, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos esperando la adopción, es a saber , la redención de nuestro cuerpo.
Que es las arras de nuestra herencia, para la redención de la posesión adquirida para alabanza de su gloria.
Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual estáis sellados para el día de la redención.