Y respondiéndole unos de los escribas, dijeron: Maestro, bien has dicho.
Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, porque todos viven para él.
Y no osaron más preguntarle algo.
Y se levantó un gran clamor: y levantándose los escribas de la parte de los fariseos, contendían diciendo: Ningún mal hallamos en este hombre; que si espíritu le ha hablado, o ángel, no resistamos a Dios.