Y como vino a aquel lugar Jesús, mirando, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose en tu casa.
Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo con todas tus fuerzas; porque en el sepulcro, adonde tú vas, no hay obra, ni industria, ni ciencia, ni sabiduría.
Y yo pasé junto a ti, y te vi sucia en tus sangres, y te dije: En tus sangres vivirás; te dije: En tus sangres vivirás.
Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
y he aquí un varón llamado Zaqueo, el cual era el principal de los publicanos, y era rico;
Y corriendo delante, se subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí.
Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso.
Le dice Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús, y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera te vi.
Respondió Jesús, y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.
Por lo cual nosotros, ayudando a él , también os exhortamos que no habéis recibido en vano la gracia de Dios,
Que habite el Cristo por la fe en vuestros corazones; para que, arraigados y fundados en caridad,
No olvidéis la hospitalidad, porque por ésta algunos, habiendo hospedado ángeles, fueron guardados.
He aquí, que yo estoy parado a la puerta y llamo; si alguno oyere mi voz, y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.