Y los que iban delante, le reñían que callase; mas él clamaba mucho más: Hijo de David, ten misericordia de mí.
Salmo de David. SEÑOR, a ti he llamado; apresúrate a mí; escucha mi voz, cuando te llamare.
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; tocad, y se os abrirá.
Y él les dice: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, despierto, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.
Y pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: Ten misericordia de nosotros, Hijo de David.
¡Ay de vosotros, doctores de la ley! Que os tomasteis la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban impedisteis.
Y les dijo también una parábola sobre que es necesario orar siempre, y no desmayar,
Y traían a él los niños para que los tocase; lo cual viendo los discípulos les reñían.
Entonces dio voces, diciendo: Jesus, Hijo de David, ten misericordia de mí.
Jesús entonces parándose, mandó traerle a sí; y cuando él llegó, le preguntó,
Entonces algunos de los fariseos de la multitud, le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos.
Estando aún él hablando, vino uno del príncipe de la sinagoga a decirle: Tu hija está muerta, no des trabajo al Maestro.
Por lo cual tres veces he rogado al Señor, que se quite de mí.