Y cuando la hubiere hallado, junta las amigas y las vecinas, diciendo: Regocijad conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido.
Y oyeron los vecinos y los parientes que Dios había hecho con ella grande misericordia, y se alegraron con ella.
Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se enmienda.
¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si perdiere una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta hallarla?