Nadie pone en oculto la lámpara encendida, ni debajo del almud, sino en el candelero, para que los que entran vean la lumbre.
Lo que os digo en tinieblas, decidlo en luz; y lo que oís al oído, predicadlo desde los terrados.
Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anduviere de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo.
Yo, la Luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.