Por su padre, ni por su madre, por su hermano, ni por su hermana, no se contaminará con ellos cuando murieren; porque consagración de su Dios tiene sobre su cabeza.
De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y si aun a Cristo conocimos según la carne, ahora sin embargo ya no le conocemos.
El que dijo a su padre y a su madre: Nunca los vi; ni conoció a sus hermanos, ni conoció a sus hijos; por lo cual ellos guardarán tus dichos, y observarán tu pacto.