Y Sísara se acogió a pie a la tienda de Jael mujer de Heber cineo; porque había paz entre Jabín rey de Hazor y la casa de Heber cineo.
El derrama menosprecio sobre los príncipes, y les hace andar errados, vagabundos, sin camino.
Sea su mesa delante de ellos por lazo, y lo que es para prosperidad les sea por tropiezo.
La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustenta la honra.
No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos.
El esforzado entre esforzados huirá desnudo aquel día, dijo el SEÑOR.
Mas Barac siguió los carros y el ejército hasta Haroset de los Gentiles, y todo el ejército de Sísara cayó a filo de espada hasta no quedar ni uno.
Y saliendo Jael a recibir a Sísara, le dijo: Ven, señor mío, ven a mí, no tengas temor. Y él vino a ella a la tienda, y ella le cubrió con una manta.
Bendita sobre las mujeres Jael, mujer de Heber cineo; sobre las mujeres bendita sea en la tienda.
En los días de Samgar hijo de Anat, en los días de Jael, cesaron los caminos, y los que andaban por las sendas se apartaban por sendas torcidas.