Entonces muchos del pueblo, oyendo este dicho, decían: Verdaderamente éste es el profeta.
Y los acompañantes decían: Este es Jesús, el Profeta, de Nazaret de Galilea.
Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No.
Le dice la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.
Aquellos hombres entonces, como vieron la señal que Jesús había hecho, decían: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo.
Y había grande murmullo de él en el pueblo, porque unos decían: Bueno es; y otros decían: No, antes engaña al pueblo.
Y habiendo dicho esto, los Judíos salieron, teniendo entre sí gran contienda.