Murmuraban entonces de él los Judíos, porque había dicho: YO SOY el pan que descendí del cielo.
Y murmuraban los fariseos y los escribas, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come.
Y viendo esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador.
Y los escribas y los fariseos murmuraban contra sus discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?
Y éste es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas, que le preguntasen: ¿Tú, quién eres?
Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.
Y Jesús respondió, y les dijo: No murmuréis entre vosotros.
YO SOY el pan de vida.
Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y son muertos; el que come de este pan, vivirá eternamente.
Y muchos de sus discípulos oyéndolo, dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?
Después de esto, muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.
Y había grande murmullo de él en el pueblo, porque unos decían: Bueno es; y otros decían: No, antes engaña al pueblo.
Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor.
Estos son murmuradores, querellosos, andando según sus deseos; y su boca habla cosas soberbias, teniendo en admiración las personas por causa del provecho.