Y el que pronunciare el Nombre del SEÑOR, morirá; toda la congregación lo apedreará; así el extranjero como el natural, si pronunciare el Nombre, que muera.
Entonces, por tanto, más procuraban los judíos matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que también a su Padre llamaba Dios, haciéndose igual a Dios.
el cual fue declarado Hijo de Dios con potencia, según el Espíritu de santificación, por la resurrección de los muertos), de Jesús, el Cristo, Señor nuestro,
Pero el profeta que presumiere de hablar palabra en mi nombre, que yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá.