Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
Y sucedió después de estas cosas, que fue dicho a José: He aquí tu padre está enfermo. Y él tomó consigo sus dos hijos Manasés y Efraín.
Y dejándolos, se marchó fuera de la ciudad, a Betania; y posó allí.
Y como fueron cerca de Jerusalén, de Betfagé, y de Betania, al monte de las Olivas, envía dos de sus discípulos,
Dicho esto, les dice después: Lázaro nuestro amigo duerme; mas voy a despertarle del sueño.
Y Betania estaba cerca de Jerusalén, como quince estadios;
y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, a consolarlas de su hermano.
Enviaron, pues, sus hermanas a él, diciendo: Señor, he aquí, el que amas está enfermo.
Y la multitud que estaba con él, daba testimonio de cuando llamó a Lázaro del sepulcro, y le resucitó de los muertos.
Entonces muchos del pueblo de los judíos supieron que él estaba allí; y vinieron no solamente por causa de Jesús, sino también por ver a Lázaro, al cual había resucitado de los muertos.
Y aconteció en aquellos días que enfermando, murió; a la cual, después de lavada, la pusieron en un cenadero.