Escuchad y oíd; no os elevéis, porque el SEÑOR habló.
Abominación es al SEÑOR todo altivo de corazón; el pacto que él haga , no será sin castigo.
Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla el SEÑOR: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí.
¿Quién de vosotros oirá esto? ¿Advertirá y considerará respecto al porvenir?
Así dijo el SEÑOR: Así haré podrir la soberbia de Judá, y la mucha soberbia de Jerusalén,
Mas sabed de cierto que, si me matareis, sangre inocente echaréis sobre vosotros, y sobre esta ciudad, y sobre sus moradores: porque en verdad el SEÑOR me envió a vosotros para que dijese todas estas palabras en vuestros oídos.
Oíd esto, viejos, y escuchad, todos los moradores de la tierra. ¿Ha acontecido esto en vuestros días, o en los días de vuestros padres?
y el SEÑOR me tomó detrás del ganado, y me dijo el SEÑOR: Ve, y profetiza a mi pueblo Israel.
Humillaos delante de la presencia del Señor, y él os ensalzará.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.