Y así que oyó Labán las nuevas de Jacob, hijo de su hermana, corrió a recibirlo, y lo abrazó, y lo besó, y lo trajo a su casa; y él contó a Labán todas estas cosas.
Y él tomó presentes de delante de sí para ellos; mas el presente de Benjamín era aumentado más que los presentes de todos ellos en cinco partes; y ellos bebieron, y se embriagaron con él.
Vino, pues, Joab al rey, y se lo hizo saber. Entonces llamó a Absalón, el cual vino al rey, e inclinó su rostro a tierra delante del rey; y el rey besó a Absalón.
Te ruego, oh SEÑOR, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean temer tu nombre; y ahora concede hoy buen suceso a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo era maestresala del rey.
Los cuales alzando los ojos desde lejos, no lo conocieron, y lloraron a voz en grito; y cada uno de ellos rasgó su manto, y esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo.
Y levantándose, vino a su padre. Y como aún estuviese lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.
Y luego que el muchacho se hubo ido, se levantó David de la parte del mediodía, y se inclinó tres veces postrándose hasta la tierra; y besándose el uno al otro, lloraron el uno con el otro, aunque David lloró más.