Entonces Abraham cayó sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo ? ¿Y si Sara, ya de noventa años, ha de dar a luz?
Y dirás en tu corazón: ¿Quién me engendró éstos? Porque yo deshijada, y sola, peregrina y desterrada era ; ¿quién pues crió éstos? He aquí yo estaba dejada sola, ¿éstos de dónde vinieron ?
Alégrate, oh estéril, la que no daba a luz: levanta canción, y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más serán los hijos de la dejada, que los de la casada, dijo el SEÑOR.
Por la fe también la misma Sara, (siendo estéril) recibió fuerza para concebir generación; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó ser fiel el que lo había prometido.