Y engastaron en él cuatro órdenes de piedras. El orden era un rubí, una esmeralda, y una crisólita; este el primer orden.
No se igualará con ella esmeralda de Etiopía; no se podrá apreciar con oro fino.
Y serán aquellas piedras según los nombres de los hijos de Israel, doce según sus nombres; como grabaduras de sello cada una según su nombre, serán a las doce tribus.
El segundo orden, un carbunclo, un zafiro, y un diamante.
Era cuadrado; doblado hicieron el pectoral; su longitud era de un palmo, y de un palmo su anchura, doblado.