El extranjero y el asalariado no comerán de ella.
No dirá el morador: Estoy enfermo; el pueblo que morare en ella, será absuelto de pecado.
Ningún extraño comerá santificación; el huésped del sacerdote, ni el jornalero, no comerá santificación.
que en aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la república de Israel, y extranjeros a los Pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.