Y el ángel echó su hoz aguda en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y la envió al grande lagar de la ira de Dios.
¿Por qué es bermejo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar?
Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended; porque el lagar está lleno, rebosan las lagaretas; porque mucha es la maldad de ellos.
Y otro ángel salió del altar, el cual tenía poder sobre el fuego, y clamó con gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra; porque están maduras sus uvas.