Y tomé el librito de la mano del ángel, y lo devoré; y era dulce en mi boca como la miel; y cuando lo hube devorado, fue amargo mi vientre.
Me será suave hablar de él; yo me alegraré en el SEÑOR.
¡Cuán dulces han sido a mi paladar tus dichos! Más que la miel a mi boca.
Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que miel, y que licor de panales.
Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina a los huesos.
Y lo extendió delante de mí, y estaba escrito delante y detrás; y había escritas en él endechas, y lamentaciones, y ayes.
Y el Espíritu me levantó, y me tomó; y fui en amargura, en la indignación de mi espíritu, pero la mano del SEÑOR era fuerte sobre mí.
Y me dijo: Hijo de hombre, haz a tu vientre que coma, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel.
Y él me dice: Necesario es que otra vez profetices referente a muchos pueblos y naciones y lenguas y reyes.
Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito; y él me dijo: Toma, y trágalo; y él te hará amargar tu vientre, pero en tu boca será dulce como la miel.