Y temerán desde el occidente el nombre del SEÑOR; y desde el nacimiento del sol, su gloria; porque vendrá como río violento impelido por el aliento del SEÑOR.
Y vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo, diciéndome: Ven, y te mostraré la condenación de la gran ramera, la cual está sentada sobre muchas aguas;