Viva el SEÑOR, y sea bendita mi peña; sea ensalzado el Dios, que es la roca de mi salvación.
Dios es mi peñasco, en él confiaré; mi escudo, y el cuerno de mi salud; mi fortaleza, y mi refugio; mi salvador, que me librarás de violencia.
Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo;
El me llamará: Mi padre eres tú, mi Dios, y la roca de mi salud.
Yo también le pondré por primogénito, alto sobre los reyes de la tierra.
El SEÑOR es mi fortaleza, y mi canción, el me es por salud; este es mi Dios, y a éste adornaré; Dios de mi padre, y a éste ensalzaré.
Y mi espíritu se alegró en Dios mi Salud,