Tú ensanchaste mis pasos debajo de mí, para que no titubeasen mis rodillas.
Me sacó a anchura; me libró, porque puso su voluntad en mí.
No dará tu pie al resbaladero; ni se dormirá el que te guarda.
Sustenta mis pasos en tus caminos, para que mis pies no resbalen.
Ensancharás mis pasos debajo de mí, y no titubearán mis rodillas.
Al Vencedor, en Neginot: Salmo de David. Respóndeme cuando llamo, oh Dios de mi justicia. Estando en angustia, tú me hiciste ensanchar; ten misericordia de mí, y oye mi oración.
Cuando yo decía: Mi pie resbala; tu misericordia, oh SEÑOR, me sustentaba.
Cuando anduvieres por ellas no se estrecharán tus pasos; y si corrieres, no tropezarás.
El guarda los pies de sus santos, mas los impíos perecen en tinieblas; porque nadie será valiente por su propia fuerza.