Porque en ti rompí ejércitos, y con mi Dios pasé las murallas.
Dios, perfecto su camino; la palabra del SEÑOR purificada, escudo es de todos los que en él esperan.
Entonces el rey y los suyos fueron a Jerusalén al jebuseo que habitaba en la tierra; el cual habló a David, diciendo: Tú no entrarás acá, si no echares los ciegos y los cojos; pensando: No entrará acá David.
Porque contigo deshice ejércitos; y en mi Dios asalté muros.
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por aquel que nos amó.
Todo lo puedo en el Cristo que me fortalece.