Me libró de fuertes enemigos, de aquellos que me aborrecían, los cuales eran más fuertes que yo.
Y habló David al SEÑOR las palabras de este cántico, el día que el SEÑOR le había librado de la mano de todos sus enemigos, y de la mano de Saúl.
Extendió su mano de lo alto, y me arrebató, y me sacó de las aguas impetuosas.
Los cuales me tomaron descuidado en el día de mi calamidad; mas el SEÑOR fue mi bordón.
Levántate, SEÑOR; sálvame, Dios mío; porque tú heriste a todos mis enemigos en la quijada; los dientes de los malos quebraste.
Todos mis huesos dirán: SEÑOR, ¿quién como tú, que libras al pobre del más fuerte que él, y al pobre y menesteroso del que le despoja?
Entonces serán vueltos atrás mis enemigos el día que yo clamare a ti; en esto conozco que Dios es por mí.
el cual nos libró, y libra de tanta muerte; en el cual esperamos que aun nos librará;
Mas el Señor me ayudó, y me esforzó para que por mí fuese cumplida la predicación, y todos los gentiles oyesen; y fui librado de la boca del león.